Como hombre, colombiano y sobretodo como habitante de esta nave interestelar viajando por el extenso Universo, siento hoy mas que nunca una nostalgia de la tierra por la Tierra. De niño, en el colegio (CEMUP), donde cursé mi bachillerato en Pamplona, Norte de Santander, un profesor invisible, dejó en mis manos y allegó a mis ojos una carta; creo que de un Jefe de alguna Nación indígena de Norte América al Presidente de los Estados Unidos de su época en el siglo XIX, donde le manifestaba de forma sabia, con resistencia pacífica y no violenta: las razónes a la razón y los afectos: a los afectos, del valor de esa tierra arrebatada por la fuerza y la violencia del poder de las armas a su pueblo.
Este "Testamento" recordaba la forma casi supra ecológica, como interdependían hombres, animales y ambiente; en una convivencia que hoy toca re_cordar (volver a pasar por el corazón), como también otra nación, pero esta vez en Colombia me lo hizo apreciar y aprehender, en las sabanas de Vichada, cerca de Sunape en agosto de 2003, en el marco de la celebración de la Semana por la Paz, un viejo piapoco, al refererir, que eso que llamamos "Reconciliación" ellos lo entienden como NAKAJUNTA (Volver a comer juntos). Porque se necesita con urgencia que allá y acá y mas allá, los hombres, los animales y las plantas; los vientos, la tectónica, la hidráulica y las ciencias y las artes vivan en pos de la paz, de la reconciliación, a través de una nueva ética, liberada de ideologías, egóismos, inconciencias y del "poder" de los poderosos y poderosas (económico, religioso, político, étnico y/o nacionalista). Esta nueva ética, entonces la entendí así: una ecoética es decir la ECOLOGÍA. Pero no de un hombre en contra, lejano, o al lado del medio ambiente; sino de consorte, porque el destino de la tierra es el destino del hombre.
Por eso revisar los límites del crecimiento es, con Fernando Savater en la Ética para Amador, reconocer humildemente esta inter, retro telos relación desde lo individual y colectivo del Ser Humano con la tierra (humildad viene de humus, que significa tierra fértil), porque el hombre es la tierra que piensa, que se hace consciente, la tierra que sueña, que se proyecta; pero a la vez tierra fratriscida, tierra inconsciente, tierra que mata tierra y por la tierra... Por lo anterior, hago minutos y horas de silencio con la tierra que dejó de ser verde en los árboles talados, jamás devueltos a su suelo; por los peces que mueren al ser contaminado el mar y por el río que se llenó de sangre y aceite derramado por la falta de conciencia de ser tierra y de recordar que de ella venimos y a ella inexorablemente volveremos. ..
El jefe indio me dice: Mira la tierra que heredarán tus hijos y ya sea que la conserves o humildemente la mejores con un árbol, observa yaprende: ella te lo agradecerá en el agua que te baña, refresca, produce alimento y sacia tu sed, te colma de satisfacciones y saciará la sed de tus tataranietos... Y cuando llegue el momento abrirá sus brazos para recibirte y hacerte polvo... de nuevo.
¿Cómo le manifestaste al Planeta, que te alimenta, que te recrea, que te invita a conocerlo?
¿Qué se te ocurre que puedas hacer por nuestra casa común?
¿Qué es la Pacha Mama?
¿Cómo te imaginas el planeta cuando tengas 50 años?